Sábado, 7 octubre de 2023. Plaza de toros de Valencia. Un tercio de entrada en tarde muy agradable. Erales de Santiago Domecq, bien presentados y de excelente juego, salvo el sexto. Pedro Monteagudo, de la escuela de Albacete (ceniza y azabache), saludos. Joaquín Caro, de la escuela de Madrid (grana y oro), oreja. Javier Zulueta, de la escuela de Sevilla, (verde y oro), vuelta por su cuenta. Pedro Luis, de la escuela de Toledo, (grana y azabache) saludos tras aviso. Simón Andreu, de la escuela de Valencia, (rosa y oro), oreja con fuerte petición de la segunda. Ian Bermejo, de la escuela de Castellón ( grosella y oro), aplausos tras dos avisos. Entre las cuadrillas sobresalieron las templadas lidias de David Esteve y Fernando López. Presidió con rigor Pedro Valero.
Enrique Amat, Valencia
Comenzó la feria taurina de la Comunidad Valenciana con una novillada sin picadores, con participación de los alumnos de las escuelas de tauromaquia.
Un festejo de gran interés, en el que sobresalió el excelente juego de los erales de Santiago Domecq. Y en el que los alumnos de las escuelas, cada uno dentro de su estilo, también estuvieron aún más que aceptable nivel.
Los astados de Santiago Domecq, bien presentados y muy variados de pelaje, ofrecieron un muy notable juego. Bravos, encastados, con movilidad y calidad, sirvieron para que los chavales exhibiesen los progresos que han experimentado este año en su aprendizaje.
Bien presentado y cuajado el castaño bociblanco y ojo de perdiz primero, que tuvo fijeza y repitió las embestidas humillando y con celo. El colorado y bien armado segundo, muy astifino, tuvo celo y en la muleta dio un excelente juego. Bravo, con fijeza, repetidor y humillando, resultó un excelente ejemplar. También bueno, con tranco y viniéndose de largo el castaño tercero. Prontitud, fíjeza y alegría fueron los ingredientes y las virtudes del cuarto, con profundas embestidas y siempre repitiendo. El también colorado quinto se vino siempre de largo, obedeciendo los cites y con alegría y prontitud. Y el negro cierraplaza, más terciado, salió abanto de chiqueros y le costó algo más. Más agarrado al piso y pensándoselo, aún así se desplazó.
Pedro Monteagudo, de la escuela de Albacete, lanceó con gusto y cadencia con el capote. Luego muleteó con oficio y buen aire, aunque pecó de mostrarse algo encimista y no terminar de dar el sitio adecuado a su oponente. Mató de un estocada rinconera.
Joaquín Caro, de la escuela de Madrid, se lució en banderillas, clavando reunido y arriba en los tres pares. Luego muleteó con apostura y oficio, ante un excelente novillo, ante el que le faltó darle un poco más de distancia y cruzarse más. Con todo, su trabajo tuvo nivel. Mató de una media desprendida de efectos fulminantes.
Javier Zulueta, de la escuela de Sevilla, de quien hablan y no acaban, se mostró como un coletudo de buen corte, aunque nunca acabó de cruzarse ni pasar de la raya de la prudencia. Quiso siempre componer y ponerse bonito, pero en todo momento muleteando hacia afuera y sin compromiso. Toreando con el pico, pinturero y superficial, lno respondió las expectativas. Mató de una buena estocada.
Pedro Luis, de la escuela de Toledo, lanceó con buen son, espectacularidad y comunicación con el público, tras demostrar su actitud yéndose a porta gayola. Luego comenzó su faena con pases cambiados por la espalda y muleteó con sinceridad y bien colocado, en un trasteo de fondo y sincero. Con todo, a su labor le faltó un tanto así de sello y expresión. Además, prolongó su labor en exceso, y al final falló con los aceros.
Simón Andreu, de la escuela de Valencia, lanceó con vibración y espectacularidad y banderilleó clavando siempre cuadrando en la cara y con tanta verdad como exposición. El torero de Chiva brindó la faena a su paisano, antiguo alumno de la escuela y ahora su mozo de espadas Alejandro Contreras. Firmó un trabajo serio, con firmeza de plantas, asentamiento, ortodoxia, seriedad, ligazón y excelente fondo. Mató de una gran estocada. Le pidieron las dos orejas aunque el presidente solo se dignó a conceder una. Con todo, Simón se abrió un amplio crédito.
Ian Bermejo, de la escuela de Castellón también se fue a la puerta de chiqueros a recibir a su antagonista. Toreó muy voluntarios y con afanes, voluntad y siempre queriendo hacer las cosas bien. A pesar de que pechó con el novillo más deslucido del encierro, se justificó pegándose una arrimón y pisando terrenos de cercanías. Paso las de Caín para matar.
Cronica de Enrrique Amat
Fotografias de Mateo de TAUROIMAGENPLUS.COM
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