Lunes 20 de junio. Plaza de toros de Alicante. Media entrada en tarde entoldada. Novillos de Aida Jovani, bien presentados, variados de pelaje, todos colaboradores y aplaudidos en el arrastre. El tercero, de nombre Estanquero, fue premiado con la vuelta al ruedo. Cid de María (Escuela Taurina de Guadalajara), saludos tras aviso. Daniel Encinas (Escuela de Alicante), oreja tras aviso. Roberto Martín (Escuela de Zaragoza), dos orejas. Alejandro Troya (Escuela de Alicante), dos orejas. Joaquín García (Escuela de Alicante), oreja. Javier Cuartero (Escuela de Alicante), oreja. Presidió Emilio Garcia El Lince.

Enrique Amat, Alicante 

La primera de las dos clases prácticas de las escuelas de tauromaquia programadas dentro de la feria de San Juan de Alicante se celebró con un buen ambiente en los tendidos. La plaza alicantina, perfectamente engalanada y ambientada, fue marco de un interesante espectáculo. Es toda una loable iniciativa ofrecer dos espectáculos con entrada gratuita para los espectadores y que tratan de promocionar la fiesta de los toros.

Los novillos de Aida Jovani estuvieron bien presentados para este tipo de festejos. Y su juego colaboró, y mucho, para que los chavales pudiesen mostrar sus condiciones. El burraco que abrió plaza tuvo calidad, fijeza y estuvo siempre pendiente de los engaños, aunque le faltó un punto de fuerza y algo más de entrega. Más fijeza de salida tuvo el burraco segundo, un zapato que metió la cara con derechura y repitiendo. Tuvo tranco en banderillas, y prontitud y son en la muleta, obedeciendo siempre los toques. El único pero, que se dolió en banderillas. Pero duró una enormidad y dió un excelente juego.

Mas terciado el negro tercero, que fue distraído de salida, pero luego estuvo siempre pendiente del torero, y se vino con prontitud y obediencia a los toques.Escaso de fuerzas anduvo el burraco y precioso cuarto, que resultó un tanto abanto de salida, a pesar de lo cual obedeció los toques y embistió a los engaños con prontitud y alegría. Escurrido y terciado el también burraco quinto, algo distraído al salir de chiqueros, que se quedó algo más corto, soltó la cara y le costó siempre romper para adelante. Pidió firmeza de manos y sometimiento. Tuvo la virtud de ir siempre a más. Y el castaño que cerró plaza, que cortó de salida por el pitón izquierdo, tuvo motor, transmisión, bravura, celo y entrega, y dio un excelente juego.

Cid de María se mostró como un torero preparado y con oficio y ya en sazón para afrontar mayores empresas. Saludó con dos faroles de rodillas en el tercio a su antagonista, al que banderilleó con espectacularidad y muleteó con sentido de la de la ligazón y templanza.

Daniel Encinas muleteó con afanes y voluntad, en una labor de largo metraje en la que intercaló muletazos de buen son, destacando un trincherazo de cartel. Una faena siempre a más.

Roberto Martín, impecablemente vestido de torero, trasteó muy asentado,  firme y siempre por la línea de la compostura y el sometimiento. Su labor, empacada y de fondo,  tuvo poso y contenido, y mostró un torero suficientemente preparado.

 Alejandro Troya firmó una torera apertura de faena con estatuarios en la boca de riego. Luego rubricó un trasteo presidido por el empaque, la firmeza de plantas y una expresión más que interesante. Mató de una estocada trasera que bastó.

Joaquín García es un espigado espada, quien se mostró todavía en los rudimentos de la profesión. Siempre quiso y consiguió momentos de interés en un trabajo esforzado y tesonero, de un muy largo metraje, al que le faltó un tanto de ajuste y reunión.

Javier Cuartero puso de manifiesto  desparpajo, soltura, frescura, recursos e ideas ante el excelente sexto, en una labor de ligazón, comunicativa y que llegó mucho a los tendidos. Falló con las armas toricidas.

Cronica de E. Amat