Jueves, 16 de marzo de 2023. Plaza de toros de Valencia. Trés cuartos de entrada en tarde soleada y algo fresca. Toros de Puerto de San Lorenzo (1, 3 y 5), Garcigrande (2 y 6) y Domingo Hernández,  (4), desiguales de presencia y deficiente juego, salvo el sexto. Sebastián Castella (malva y plata), silencio y silencio. Manzanares  (azul noche y oro), dos orejas y oreja. Alejandro Talavante ( hueso y oro), saludos y dos orejas. Entre las  cuadrillas saludó Rafael Viotti tras parear al primero. Presidió Jesús Merenciano.  Pesos de los toros por orden de lidia: 563, 541, 517, 545, 570 y 550 kilos.

Enrique Amat, Valencia

Un balance generosísimo en cuanto al corte de orejas, pero escaso en lo que se refiere al nivel ganadero arrojó el sexto festejo del abono fallero.

Los toros del Puerto de San Lorenzo, Garcigrande  y Domingo Hernández,  desiguales de presencia, dieron en general un juego deficiente. Escasísimos de raza y casta. Nobles, eso si, apenas se emplearon en el caballo.  Dejaron estar, pero eso no es lo que se pide un toro de lidia

Con cuajo y bien armado el primero. Abanto y distraído de salida, ya perdió las manos en su primer encuentro con los montados. Bajito de raza y escaso de fuerza, muy aplomado, buscó pronto el abrigo de las tablas. 

Sin excesiva presencia el segundo que, noble y obediente, metió la cara y humilló, repitiendo sus embestidas con son. Duró una eternidad. Terciado y con poco remate el tercero, que aceptó dos refilonazos de los que salió ya con la boca abierta y asfixiado. En el tercio final, tomó las telas con nobleza, embistiendo pastueño aunque soltando la cara y defendiéndose por su falta de fuerza. Mucho de nobleza, y poca emoción. Se rajó pronto.

No le llegaron a meter las cuerdas al castaño cuarto. Luego eso sí, media banderilla se le metió por el huequecito que dejó el simulacro de puyazo. Pero eso no debe servir de excusa para el ganadero. Pobrecito toro, apagado, que metió la cara entre las manos desde el comienzo de faena, y por ahí anduvo mustio y chuchurrío.Una pena. 

Suelto, abanto y huido el quinto, que tampoco se esmeró ante el caballo. Medio empujó en la segunda entrada, pero se salió suelto. Y luego llegó al tercio final claudicante, embistiendo al tran tran y manteniéndose en pie a duras penas. 

Y con romana el colorado sexto, bonito, largo y silleto. Empujó, aunque se repuchó ante las plazas montadas. Se dolió en banderillas, pero luego se vino a la muleta con prontitud y alegría, tranco, y esa miajita de casta que les faltó al resto de sus congéneres.

Sebastián Castella no pasó de las probaturas ante el primero, escaso de todo, que no le dió opciones. Y el del cuarto, hubo un comienzo genuflexo de faena,  por parte de toro y torero.Y poco más, porque tampoco tuvo material en francés. Paso de puntillas.

Manzanares lanceó con templanza y cadencia por verónicas y delantales al segundo. Torería y expresión tuvo la apertura de faena. Un trabajo que luego sobresalió por su rutilante firma, empacadas formas y ligazón. A placer ante un toro noble que le permitió estar más que a gusto. Mató de una gran estocada, algo trasera, de efectos fulminantes.

Frente al quinto, toreó con vistosidad, en una labor algo despegada y periférica ante un toro claudicante. Mucha estética, apostura y prestancia, pero nula emoción. Al igual que en el toro anterior, como de tentadero.Mató de una estocada en el rincón de Ordoñez.

Alejandro Talavante saludó con un farol de pie a su primero, frente al que firmó  un trasteo de tan escaso como disperso e inexplicable argumento, muy irregular y escasamente construido. Lo mejor, la estocada.

Mejoró el nivel ante el excelente sexto, en un trasteo en el que corrió la mano con verticalidad y sentido de la ligazón. Intensidad y emoción fueron los ingredientes de su labor. Mató de una gran estocada.

Cronica de E. Amat

Fotograias de Mateo de Tauroimagenplus.com