Sábado 16 de julio de 2022. Plaza de toros de Valencia. Aceptable entrada en noche agradable. Erales de Juan Ruiz Palomares, bien presentados pero de juego muy deficiente. Nabil Essaouri el Moro de la escuela taurina de Mar de Nubes, oreja. Javi Camps de la escuela taurina de Valencia, silencio tras aviso. Jorge Mallen de la escuela taurina de Huesca, palmas tras aviso. Gonzalo Alves de la escuela taurina de Villafranca de Xira, silencio tras dos avisos. Manuel Martínez de la escuela taurina de Málaga, saludos. Alejandro González de la escuela taurina de Albacete, dos orejas. Entre las cuadrillas puso un buen par Bruno Gimeno. Nek Romero bregó incansable y Alberto Donaire se hizo presente en los momentos complicados y resolvió la papeleta. Presidió Jose Luis Cuerda
Enrique Amat, Valencia
También con un buen ambiente en los tendidos, y la asistencia de un elevado número de aficionados jóvenes celebró la segunda de las dos clases prácticas encuadradas bajo el lema Valencia busca un torero.
En las mismas, alumnos de diversas escuelas de toda España han tenido ocasión de mostrar los progresos que están llevando a cabo en su profesión.
Lo cierto es que ayer poco pudieron demostrar, porque el encierro elegido para la ocasión resultó infumable. Manso, descastado, huyendo hasta de su sombra, fue una no dura, sino desagradable es imposible prueba para los actuantes. Menos mal que en el sexto, Alejandro González pudo salvar la noche y cortar sus orejas que cerrar un festejo que había sido hasta el momento para olvidar
Y es que los astados de Juan Ruiz Palomares, bien presentados, fueron carne de matadero. Terciado el primero, que fui vino aunque muy desordenado y desconcertante, manseando y correteando sin ton ni son por el ruedo. También huyó de su sombra el manso segundo, que asimismo embistió desordenado, moviéndose por el ruedo sin fijeza. Sin orden ni concierto. El castaño tercero tampoco paró de corretear, yendo y viniendo y huyendo despavorido hasta de su sombra. Una desesperante mansedumbre, una abominable falta de casta.
Cuajo y volumen tuvo el colorado y ojo de perdiz cuarto, que aunque bruto y falto de raza, al menos se desplazó. El negro quinto también correteó por la plaza sin ton ni son, Desclasado, descastado, sin fijeza. Se dolió en banderillas, berreó y renegó. Se llevó por delante a Álvaro Cerezos y por tres veces a su matador. Un marrajo. Y el cierraplaza pareció que se desplazaba mejor, pero acabo desarrollando sentido y desbordando a su matador.
Nabil Essaouri el Moro de la escuela taurina de Mar de Nubes, no terminó de acoplarse y de aclararse con su desordenado oponente, aunque no dejo de intentarlo.
Javi Camps de la escuela taurina de Valencia, tuvo la virtud de tratar de resolver las complicaciones de su antagonista. Con lucidez, oficio, y siempre sabiendo lo que hacía, aunque la prueba se antojó excesiva. Fue aparatosamente volteado al final del trasteo. Y luego pasó las de Caín para matar.
Jorge Mallen, de la escuela taurina de Huesca plantó cara con disposición y excelentes deseos a sus más que deslucido oponente. Tuvo la virtud de no desesperarse, ni aburrirse ante lo que era un pozo sin fondo. También mató a la última.
Gonzalo Alves de la escuela taurina de Villafranca de Xira, fue aparatosamente volteado al banderillear a su antagonista. Luego anduvo porfión y con afanes en una faena desigual, que también estuvo muy mal rematada con la espada
Manuel Martínez de la escuela taurina de Málaga, saludó con tres faroles de rodillas al novillo que le cayó en suerte, que terminó por voltearle. Brindó a El Ciento y fue zarandeado otras dos veces durante la faena de muleta.
Alejandro González de la escuela taurina de Albacete, consiguió lanzar conocimiento y firmar una tanda en la apertura de faena con compás y templanza. Luego el novillo se puso imposible. Con todo, no le perdió la cara y logró sacarle muletazos de buen trabajo. Consintiendo aguantando y llevándole siempre muy enganchado en la muleta. Mató de una estocada trasera de efectos contundentes.
Cronica de E Amat
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