omingo 5 de septiembre de 2021. Plaza de toros de Requena. Aceptable entrada en tarde soleada y agradable. Novillos de La Rinconada, bien y correctamente presentados y de juego noble y manejable. Su único lunar fue la falta de fuerzas. Al sexto se le premio con la vuelta al ruedo. Sergio Felipe (tabaco y oro), oreja y oreja. Daniel de la Fuente (azul pavo y oro), saludos y oreja. Víctor Hernández (corinto y oro), dos orejas y dos orejas. Entre las cuadrillas destacó por su templada brega Oscar Castellanos. Presidió con aciertoPablo Martínez
Enrique Amat, Valencia
La plaza de toros de Requena, de la mano de Gregorio de Jesús, abrió sus puertas para ser escenario de una novillada con picadores. De esta manera volvía la actividad a esta plaza valenciana después de la pandemia. Siempre es bueno que las plazas de toros retornen a abrir sus puertas después de meses de ausencia de festejos. Y todo parece indicar que no será el último de la temporada en este centenario coso.
Y mientras tanto, Valencia celebraba sus fiestas falleras pero nadie tuvo a bien que se abriesen las puertas de su plaza de toros, para el menos programar un par de festejos en conmemoración de estas atípicas fiestas josefinas. Entre taurinos y políticos han dejado huérfana a la afición de la capital. Menos mal que en otros cosos de la provincia se siguen programando festejos, auspiciados tanto por empresarios jóvenes y emprendedores como por la colaboración de la Escuela de tauromaquia de Valencia.
Lo cierto es que fue un privilegio poder volver a pisar Requena después de la pandemia. Ver una novillada, reunirse antes a pasear por la ciudad, volver a encontrarse a los amigos, juntarse a comer. Lo que es la vida, en una palabra. Y, eso sí, echando de menos a gente y amigos como Julio Ochando.
Los novillos manchegos de La Rinconada, antiguos Frias, estuvieron justamente presentados. Con el trapío correcto para una plaza de toros como la de Requena, exhibieron nobleza y movilidad, fueron buenos para los toreros aunque les faltó un tanto de fuerza. Pero dejaron estar y contribuyeron al éxito del espectáculo.
El castaño que abrió plaza, terciadito y bien hecho, metió bien la cara en el capote. Con tendencia a salirse suelto, tomó un buen puyazo aunque blandeó. Noble, berreón, obediente aunque escaso de poder, sirvió. Fue aplaudido en el arrastre.
También terciadito y cómodo por delante el segundo, que blandeó en varas y luego llegó al tercio final con movilidad, aunque algo gazapón y soltando a la cara. Bueno, aunque algo incómodo.
Blandeó el más cuajado y silleto tercero, que apenas tomó un refilonazo ante las plazas montadas. Luego fue y vino, pastueño y obediente, sin molestar a su matador. Dejó estar en todo momento. Más tardo y remiso el cuarto, que se lo pensó mas de la cuenta.
El quinto, con más cuajo y descarado de cuerna, también se lo pensó y se acostó por los dos pitones. Resultó el más complicado. Y el sexto, más cuajado y bien armado, se dejó quedar en varas. Y luego embistió por los dos pitones con movilidad y fijeza. De nombre Ahumado, fue premiado con la vuelta al ruedo.
El albacetense Sergio Felipe, ex alumno de la escuela de tauromaquia de Albacete y con ya diez años en el escalafón, lanceó con templanza y buen gusto a su primero, rematando de una excelente media verónica. Limpieza, oficio, técnica y colocación fueron los ingredientes de un trabajo de buen concepto aunque igual algo falto de vibración. Mató de pinchazo y estocada. Y se justificó con el cuarto, ante el que no dejó de intentarlo.
Daniel de la Fuente, un espada sevillano afincado en Albacete, de familia ganadera y estudiante de magisterio, fue triunfador del certamen de novilladas sin picadores de la Maestranza en 2017. El rubio y espigado espada muleteó con tesón y afanes a su primero, en un trabajo esforzado pero en el que no llegó a coger ni el sitio ni la velocidad a su antagonista, y que fue mal rematado con los aceros. Y tuvo la virtud de no perder la cara en ningún momento a su complicado segundo, que incluso le llegó a voltear sin consecuencias.
Cerraba el terceto el madrileño Víctor Hernández. Con cuatro faroles de rodillas saludó a su primero, con el que se mostró variado con el capote. Luego firmó un trasteo variado y cumplidor en el que, firme y asentado de plantas, ligó con soltura los muletazos aunque algo falto de relieve. Mató de una buena estocada.
Y también abrochó de un gran volapié su trasteo al sexto, tras una faena variada en la que no dejó de buscarle las vueltas a su oponente con ilusionada afición.
Cronica de E. Amat
Fotografias de Pedro Mateo de Tauroimagenplus