Sábado, 7 de mayo de 2022. Plaza de toros de Valencia. Media entrada en tarde soleada aunque algo ventosa. Novillos del Conde de  Mayalde, bien presentados, sobrados de cuajo y de excelente juego. Manuel Diosleguarde (verde y oro), oreja y saludos tras aviso. Miguel Senent Miguelito  (blanco y azabache), saludos y oreja. Isaac Fonseca ( grana y oro), oreja con dos vueltas y dos orejas. Entre las cuadrillas saludaron tras banderillear Sergio Pérez y Ruben Garcia y Jesús Robledo hizo dos extraordinarios quites de peligro. Presidió Pedro Valero, protestado. Pesos de los novillos por orden de lidia: 444, 445, 472, 463, 496, 476 y 460 kilos (6 bis).

Enrique Amat, Valencia 

La novillada tras el festejo de las escuelas de tauromaquia del viernes, que se saldó con un notable balance tanto en lo artístico por parte de los toreros, como en lo ganadero, y en la que se vieron cosas de mucho valor y otras de menos enjundia pero a las que se les tasó con un mayor precio, se celebró  la novillada picada anunciada dentro del abono fallero.
En la misma debutó en su función de alguacillo en Valencia Rocio Mir, una extraordinaria jinete e hija de ese magnífico escultor de Meliana que es Rafa Mir. Rocio ya tuvo la oportunidad de hacer el paseíllo el pasado 9 de octubre en Requena, por delante de José María Manzanares, Roca Rey y Ruiz Muñoz.
En esta ocasión encabezó un desfile en el que la seguían un prometedor novillero valenciano como es Miguelito, y dos de los espadas de más proyección en este escalafón, y ya con contrastados triunfos en otras plazas.
Tras el paseíllo, se guardó un minuto de silencio en memoria de Manuel Granero. Y durante el mismo, interpretó un solo de trompeta con el Ave María de Schubert Vicente Ruiz el Soro, quien ocupaba una barrera de capotes.
Para calibrar las posibilidades de la terna se lidiaron novillos del Conde de  Mayalde, bien presentados y de excelente juego. Tuvo cuajo y volumen el playero que abrió plaza. Se dejó pegar en dos encuentros con las plazas montadas y luego embistió a la muleta con su punto de alegría, largo recorrido aunque soltando la cara por momentos. Pero tuvo celo, quiso y pudo y siempre se empleó.
El burraco segundo, también abierto de cuerna, se desplazó con los dos pitones. Le costó un poquito más, pero si le dejaban la muleta puesta seguía a los engaños, aunque algo rebrincado.El tercero también se dejó pegar en varas, y se fue los engaños con tanta prontitud como alegría. El burraco cuarto aceptó el castigo en varas. Luego tendió a defenderse en la muleta, no se empleó nunca, cortó los viajes y se aplomó. Cuajo de toro tenía el tostado quinto, serio y bien armado. Un ejemplar que tuvo comportamiento de toro. Metió la cara, pero siempre exigió, pidió el carnet de profesional y se le tenían que hacer las cosas bien. Y el sexto, muy serio, se pegó dos trompazos contra las tablas de salida y quedó muy resentido. Fue devuelto y sustituido por un ejemplar abierto de cuerns, feo, pero que se movió. Siempre quiso embestir, y su matador lo lució y le dejó llegar de largo, ayudándole a romper.
Manuel Diosleguarde , espada salmantino de espigada planta, se mostró como un torero con sobrado conocimiento de la profesión. Pisó terrenos con aplomo, y siempre eligiendo bien y con sentido  de la colocación y las distancias. Su trabajo, macizo compuesto y siempre pudiendo, mostró un torero preparado quizá para mayores empresas. Mató  de una gran estocada de efectos fulminantes. Y volvió a mostrar sus excelentes fundamentos ante el cuarto, un novillo parado, aplomado y a la defensiva, frente al que fue capaz de robar los muletazos, someterle y desengañarle a base de disposición, cercanía de terrenos y buen manejo de los engaños.
Miguel Senent Miguelito debutó en la plaza de Las Ventas de Madrid el pasado domingo. Ayer firmó a su primero un trabajo de excelente concepto. Supo dejar la muleta puesta a su oponente y robarle los muletazos tirando de el y alargando las embestidas. 
Salió muy espoleado y queriendo ante el quinto, al que se fue a recibirlo a porta gayola. Luego le firmó un emotivo quite de frente por detrás y en el tercio final dio una notable dimensión. Muleteó pausado, con templanza, compostura y seguridad, en un trabajo bien concebido y de fondo. Sorprendente incluso en quién torea tampoco. Mató de una estocada desprendida y eficaz.

Isaac Fonseca protagonizó un emotivo prólogo de su faena al recibir con pases cambiados por la espalda a su antagonista. El toro le apuró y supo improvisar para resolver una situación apurada toreando por estatuarios. Y luego rubricó una faena de firmeza de plantas, asentamiento y cercanía de terrenos. Quizá le pudieron los deseos y atosigó un tanto el novillo, le faltó templanza y quiso hacer muchas cosas en poco tiempo y todo a la vez,  lo que le llevó a amontonarse. Pero su faena, emotiva, entregada y sincera, caló en los aficionados. Le pegó una gran estocada volcado sobre el morillo a matar o morir, de la que salió seriamente volteado. El toro le buscó en la arena con saña. Por fortuna salió ileso.
Y dejó llegar mucho al sexto, al que le citó de largo, le aguantó y le consintió, luciéndole con generosidad en un trabajo intenso, que tuvo la virtud de la emoción y en el que volvió a torear con firmeza de plantas y sentido de la ligazon. Trasteo intenso y emotivo. Mató de una estocada un pelín desprendida pero defectos contundentes que abrochó  una más que notable labor

Cronica de E. Amat.

Fotografia de Mateo de Tauroimagenplus.com