Viernes, 6 de mayo de 2022. Plaza de toros de Valencia. Floja entrada en tarde espléndida. Erales de Daniel Ramos, bien presentados y de sobresaliente juego. Al sexto, Datilero, se le premió con la vuelta al ruedo. Manuel Osuna, silencio. Borja Escudero, silencio. Nek Romero, dos orejas. Emilio Ricard, palmas. Aarón Palacio, oreja.Cristiano Torres, dos orejas. Entre las cuadrillas lució con los palos Juan Palacios en tres pares espectaculares. También destacaron Simón Andreu y Raul Navarro. Presidió Pedro Madrigal.Enrique Amat, ValenciaVolvió la actividad de la plaza de toros de Valencia con motivo de la feria de la Virgen de los Desamparados. Y ello coincidió con el regreso del buen tiempo Valencia, después de la borrasca que hemos vivido los últimos días. Daba gusto ver la primavera en todo su esplendor, con el cielo despejado y de un azul intenso, el sol brillante y una temperatura agradable.
Francisco de Quevedo escribió “sólo el necio confunde valor y precio” y siglos más tarde Antonio Machado lo redondeó asegurando: “todo necio confunde valor y precio”.
Algo se puede decir el resultado de esta de primera de las dos clases prácticas de las escuelas de tauromaquia programadas. Hubo cosas que tuvieron gran valor, otras que se premiaron con un alto precio. Con todo, el balance se puede calificar de más que satisfactorio.
Se lidiaron erales de Daniel Ramos. El ganadero castellonense venía de lidiar un excelente encierro el pasado sábado en la plaza de Bocairent. En esta ocasión también tuvo gran nivel su encierro.Vareado el primero, que tuvo movilidad y se desplazó por los dos pitones, aunque le costó algo humillar. El playero segundo embistió sobrado de codicia, con tranco y no se cansó de tomar las telas. El castaño tercero, más terciado, dio un excelente juego. Humilló, obedeció los toques y metió la cara con derechura. El también castaño cuarto fue un ejemplar de alta nota. Tuvo fijeza, prontitud, alegría y un viaje largo del que siempre volvía y se colocaba solo. Tuvo el pequeño defecto de soltar algo la cara y embestir algo rebrincado.
El castaño quinto, más serio y algo destartalado, resultó un “regalo”. Exigente, sin emplearse, sin descolgar y quedándose debajo de las telas, constituyó una dura prueba para su matador. Y el cierra plaza, que enseñaba las puntas, embistió también con mucho celo, con mucho motor, transmisión y tomando las telas repitiendo con bravura y fijeza en sus embestidas.Manuel Osuna, de la escuela taurina de Ecija que dirige Jose Maria Fijo El Ciento, se mostró como un torero que conoce la profesión. De cualquier forma, a su trabajo le faltaron más disposición, apreturas y un poco más de templanza. A pesar de su voluntad, no logró entenderse con su antagonista.
Borja Escudero, de la escuela taurina de Alicante, es hijo del que fuera matador de toros alicantino Ramón Escudero. Se trata de un espada de elevada estatura, pelirrojo, quien siempre quiso componer, y anduvo por la línea de la estética, en una labor en el que tampoco cruzó la raya de la prudencia y que resultó de muy largo metraje si bien con solo escasas fases relevantes.
Nek Romero, de la Escuela de Tauromaquia de Valencia, estaba anunciado el domingo, pero al tener que afrontar un compromiso en el Bolsín Taurino de Peñaranda de Bracamonte, cambió el puesto con el anunciado Juan Marín, quien hará el paseíllo el próximo domingo. El coletudo de Algemesi, que recibió con tres faroles de rodillas en el tercio a su novillo, consiguió arrancar las dos orejas, a base de exponer y pisar terrenos de compromiso. La faena, con sus altibajos, tuvo como momento destacado una excelente serie al natural. Quiso siempre, pausado y paciente, aunque no siempre pudo. No faltó un arrimón en el epílogo y en conjunto tuvo actitud y disposición. Mató de una media perpendicular de efectos fulminantes.
Emilio Ricard, de la escuela taurina Citar de Guadalajara, firmó un quite por faroles en el platillo de la plaza en el tercero. Se le vio como un torero enterado y puesto, siempre bien colocado, citando con ortodoxia, ofreciendo los engaños por delante y dejando llegar a su antagonista. Dio series largas, ligadas y siempre llevando al novillo muy embarcado. Un notable trabajo que no tuvo remate con los aceros.
Aarón Palacio, de la escuela taurina Mar de Nubes, gustó y convenció el convenció el pasado sábado en su actuación en Bocairent. Y en Valencia lo revalidó. Se trata de una espada de valor y firmeza de plantas, con conocimiento de la profesión y buen manejo de las telas. Se enfrentó a un novillo muy serio y complicado, que no regaló ninguna embestida, que exigía y se quedaba corto. Pero con firmeza de plantas, asentamiento, valor y recursos, fue metiéndolo en el canasto y consiguió arrancarle muletazos. Faena de gran mérito y de torero capaz. A pesar de sufrir dos fuertes volteretas, siguió plantando cara. La espada fue su cruz.
Cristiano Torres, de la escuela taurina de Salamanca, protagonizó un emotivo prólogo de su faena, al citarlo de rodillas en la boca de riego y darle pases cambiados aguantando las arrancadas de su oponente. Luego le muleteó dejándole llegar, sacando la muleta por debajo de la pala del pitón y plantando cara a las encantadísimas embestidas del novillo. Con todo, a su labor le faltó un punto de templanza y reposo. Abrochó la faena echando las rodillas en tierra y pegándose un arrimón muy en novillero, mostrando ganas de ser.Uno de los momentos más emotivos de la tarde fue protagonizado por un banderillero de color, Juan Palacios, quien pareó con tanta espectacularidad cono heterodoxia y originalidad. Se pueden discutir sus formas, pero no dejó indiferente a nadie.
Cronica de E. Amat
Fotografias de Mateo de Tauroimagenplus










