Domingo 7 de mayo de 2023. Plaza de toros de Bocairent. Lleno sin apreturas en tarde apacible. Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados, noblones, escasos de fuerza y fondo pero manejables, sobresaliendo el cuarto? y erales de Torrealta, encastados y de buen juego. Morante de la Puebla(verde y azabache), saludos y oreja tras aviso. Pablo Aguado (marino y oro), saludos tras aviso y dos orejas tras aviso. Bruno Gimeno (lila y oro), oreja tras aviso y oreja tras dos avisos. Actuaron como sobresalientes Paquiro (nazareno y oro) y Jon Novo Olivera (blanco y plata). Entre las cuadrillas destacó Juan José Trujillo. Presidió la concejala Mari Luz Pascual.
Enrique Amat, Bocairent
Un gran ambiente, tanto en Bocairent como en toda la comarca, se vivió durante toda la semana. para presenciar un festejo de relumbrón en este centenario y singular coso.
La empresa puso autobuses a disposición de las peñas taurinas ofreciendo paquetes consistentes en el traslado en autobús a Bocairent, comida en la ganadería y el acceso a la plaza. La iniciativa resultó.
Y durante la mañana, la ciudad fue un hervidero de aficionados y visitantes, que luego colmaron restaurantes y locales y más tarde llenaron los pétreos tendidos del coso. Con entusiasmo, generosa actitud y unos enormes deseos de pasarlo bien, siempre a favor de obra. Con ilusión y sueños de ver algo excepcional. Y en ello se emplearon.
Era el segundo festejo que se organizaba ya esta temporada, en una plaza que el año pasado albergó un total de ocho espectáculos.
Ayer uno de los alicientes era presenciar la primera corrida que toreaba Morante de la Puebla, tras su excepcional actuación en Sevilla.
Los toros de Núñez del Cuvillo exhibieron una buena presentación. Lustre y sin cara el que abrió plaza, que tuvo unas nulas fuerzas. Quiso embestir, pero siempre molesto, soltando la cara y punteando los engaños. Muy parado, no sirvió. El listón segundo, también con lustre pero escasas defensas, apenas se empleó en varas. Justísimo de fuerzas, agonizante y muy parado, rodó por la arena más veces de lo deseable.
El tercero, terciado, fue muy castigado en varas. Luego fue y vino, pero tonton, apagado y escaso de fondo. El cuarto, un zambombo colorao y cubeto, brocho hasta decir basta, se dejó pegar en varas. Codicioso, repetidor y tomando los engaños por abajo, le faltó fuelle pero fue excelente para el torero.
Los erales de Torrealta dieron juego. Tuvo movilidad, transmisión y metió la cara con fijeza el tercero. Y se movió mucho el castaño, albardado y bociblanco sexto, que se vino de lejos, con prontitud y fijeza.
Morante de la Puebla dibujó algunos lances de gran expresión. Luego, con la muleta, anduvo porfión y tesonero, en un trabajo que, a pesar de sus buenos deseos, no cogió vuelo. Intercaló algunos muletazos de gran expresión y singular rúbrica, pero su toro no le dió muchas opciones. Mató de un feo bajonazo.
Y firmó ante el cuarto una faena de más expresión que fondo. Siempre queriendo, eso sí, y a pesar de que intercaló muletazos de notable sello, aquello tampoco terminó de romper a pesar de que el público estuvo con él. No acertó con los aceros.
Pablo Aguado brilló en su airoso galleo al llevar al caballo a su primer oponente. Luego, en el tercio final, ante las nulas fuerzas de su oponente, firmó una faena en la que se limitó a acompañar, a ponerse bonito y expresivo en una labor de mucha apariencia, pero de escasa esencia esencia. Falló repetidamente con el descabello. E interpretó una labor de larguísimo metraje, aunque no excesivo mensaje ante su segundo. Mucha compostura, mucho aseo, mucha expresión pero allí pareció faltar algo más.
Bruno Gimeno, alumno de la escuela de tauromaquia de Valencia, quien en este festejo vestia su primer traje de luces, se mostró como un torero que tiene unas enormes ganas de ser. Entregado y rebosante de ilusión. Variado con el capote, voluntarioso en banderillas y comunicativo y vibrante con la muleta ante el tercero, frente al que exhibió soltura y desparpajo en un trabajo que tuvo gran comunicación con los tendidos. Luego, eso sí, pasó las de Caín con las armas toricidas.
Y se fue a la puerta de chiqueros a saludar a su segundo, al que le lanceó con vibración intercalando verónicas y largas cambiadas en el tercio. Banderilleó con voluntad, incluido un par sentado en una silla, y volvió a manejar las telas, a pesar de su bisoñez, con soltura, desparpajo, ligazón, ilusión y un gran sentido de la comunicación. Mató de una estocada atravesada con asomo.
Cronica de E. Amat
Fotografias de CARLOS LITUGO