Dos orejas se llevó Leonardo y una cada uno Lea Vicens y Juan Manuel Munera.
Albacete, 12 de septiembre.
Quinta de feria.
Más de tres cuartos del aforo permitido.
Toros de Fermín Bohórquez para rejones, bien presentados y de buen juego, bajando segundo y tercero. El cuarto fue el mejor.
Leonardo, oreja y oreja con dos vueltas al ruedo.
Lea Vicens, ovación y oreja.
Juan Manuel Munera, oreja tras aviso y silencio con dos avisos.
Paco Delgado
No falló tampoco este año la cita ecuestre incluída en el abono -en realidad ya imprescindible en cualquier feria- y la gente casi ocupó todo el aforo permitido por mor de los efectos del coronavirus.
Y se lo pasó en grande con las evoluciones de los rejoneadores y sus preciosas monturas, pese a que el ganado no acabó de responder, pidiendo más y más trofeos en recompensa por lo visto sobre el albero.
La primera oreja fue para Leonardo, que cuajó una labor de entrega y dominio ante el toro que abrió plaza y que aguantó mucho rato persiguiendo sus cabalgaduras. Se lució al llevarlo a dos pistas antes de banderillear quebrando en un palmo de terreno y al clavar las farpas con el espectacular “Sol”.
Otra se llevó del cuarto, que salió como una exhalación y le templó admirablemente con la cola de “Elmo”. Dejó llegar muchísimo y llevó siempre muy toreado a un astado vivo y acometedor, dejando la impresión de estar ante un rejoneador hecho y derecho. Clavó siempre arriba y reunido, sin renunciar a sus arrebatos tremendistas que tanto llegan al tendido.
Le costó lo suyo a Lea Vicens encelar al distraído y manso segundo, desentendido de todo y buscando siempre las tablas. Le tocó a ella hacer todo el gasto para clavar como buenamente pudo y lo pasó mal para matar.
Paró con eficacia al quinto, otro toro codicioso y con fijeza, con el que se lució al banderillear con soltura y seguridad, siempre muy de cara a la galería que no le echó cuentas cuando alguna vez clavó a toro pasado.
Tampoco tuvo especial celo el tercero, más interesado en saber qué pasaba al otro lado d elas tablas que en perseguir a los caballos de Munera. Atacó más tras los rejones de castigo pero no acabó de romper ni corresponder a los esfuerzos y voluntad del rejoneador manchego.
Tuvo material para desquitarse con el que cerró plaza, con el cumplió una actuación entusiasta y tan bien estructurada como resuelta, brillando especialmente al banderillear sobre “Bárbaro” y sin escatimar ganas ni recursos. Pero tardó en matar.
Cronica de Paco Delgado de Avance Taurino
Fotografias: . Mercedes Rodriguez ( Asociación Nacional Fotógrafos Taurinos ) y J.M. Fresneda