Molina se llevó la única oreja de una brava novillada de Montealto.

Albacete, 13 de septiembre.
Sexta de feria.
Media entrada dentro del aforo permitido.

Novillos de Montealto, bien presentados y de buen juego en conjunto.

Fernando José Molina (de pavo y oro), oreja y vuelta al ruedo tras aviso.
Jesús Moreno (de turquesa y oro), ovación con aviso en su lote.
Alejandro Peñaranda (de damasco verde y oro), ovación y vuelta al ruedo tras aviso.

De las cuadrillas destacaron Javier Perea y Palomeque.


No se privó la feria de Albacete, a pesar de las circunstancias y las restricciones, de tener una novillada picada y si así fue, al margen del interés promocional y de fomento de la fiesta por parte de la empresa, es porque a la gente le interesa también la categoría. Y la prueba está en que la plaza volvió a registrar una muy buena entrada, a pesar de que la función se daba por la televisión autonómica y la tarde prometía un agua que acabó empapando a todos.

Se fue a portagayola Molina a recibir a su primero con una larga de rodillas, tirando luego de repertorio con la capa una vez erguido. El novillo fue una máquina de embestir y no siempre pudo controlar su ímpetu y velocidad, dejándose enganchar el engaño. Mostró aplomo y maneras y poco a poco fue ajustando el ritmo de su oponente hasta sacar una faena muy bien intencionada y siempre a más.
Se volvió a lucir al torear de capote al cuarto, una res que romaneó y empujó con celo en varas y que llegó a la muelta pegajoso y echando la cara arriba al final de cada muletazo. Valiente y decidido, le fue buscando las vueltas en un trasteo de largo metraje en el que recordó a veces al añorado Dámaso y en el que s ejustificó más que de sobra.

También Moreno se hincó de hinojos para saludar al segundo, aunque ahora el novillo arrolló al novillero. Brindó a Sergio Serrano y bajo el aguacero, otro ingrediente que no suele faltar en esta feria, buscó someter y bajar la mano a un utrero repetidor y franco que llevó la voz cantante en una faena  trabajada y voluntariosa.
Se le pegó fuerte al quinto en el caballo, aunque tuvo motor de sobra para llegar al último tercio muy entero y embistiendo de manera incansable, viéndose su matador sorprendido a menudo en otro quehacer muy extenso  en el que lo intentó todo.

Como sus compañeros, se fue a la puerta de toriles para comenzar su actuación Peñaranda, que se las vio con un antagonista con poder y pies, dejando ver un muy interesante corte y un esperanzador concepto, aunque su labor se fue embarullando conforme se acababa el de Montealto,
Volvió a mostrar sus buenas maneras con el que ceró plaza, otro astado exigente con el que templó al torear en redondo y al que exprimió por el pitón derecho hasta que el animal se fue apagando.

Crónica: Paco Delgado (AVANCE TAURINO)

Fotografías: Mercedes Rodríguez (Asociación Nacional Fotógrafos Taurinos)