Viernes, 15 de julio de 2022. Plaza de toros de Valencia. Dos tercios de entrada en tarde calurosa. Toros de Victoriano del Río, desigualmente presentados y de juego asimismo desigual. Al tercero, Casero de nombre y marcado con el número 47, se le premió con la vuelta al ruedo. Y también se le dio la vuelta al quinto, Manisero, marcado con el número 49. Morante de la Puebla (nazareno y oro), silencio y muestras de desagrado. Roman (blanco y plata), saludos y vuelta tras aviso. Roca Rey (tabaco y oro) dos orejas y oreja. Entre las cuadrillas saludaron tras banderillear al tercero Antonio Chacón y Francisco Algaba. Presidió algo errático Luis Maicas. Pesos de los toros por orden de Lidia: 586, 523, 590, 568, 540 y 529 kilos.
Enrique Amat, Valencia
Lo cierto es que los días de toros, al margen de lo que se programe la plaza, tienen su aquel. Tras estos dos años de pandemia, el aficionado puede aprovechar para reunirse con gente, pasear, tomar el aperitivo, comer. Recuperar el tiempo y la relaciones. Uno tuvo el placer de compartir mesa y mantel el jueves con los empresarios Eduardo y Antonio Chova. Y el viernes con dos maravillosos aficionados de Utiel como Goyo Ortola y Carlos Alarcon. La vida también se compone de estas cosas, y sirve para redondear un día de toros.
El cartel estrella de esta feria de julio no terminó de concitar el interés de los aficionados. Hubo buena entrada, pero se antojaba que las bondades de la programación que se exhibía merecían una mayor asistencia de espectadores. El cartel tenía sobrados alicientes en toros y toreros. Pero algo pasa, que la gente no está yendo a las plazas.
Ya no se sabe si los dos años de ausencia de festejos están pasando factura y la gente ha cogido la inercia de no ir a la plaza. Por la crisis económica que se está dejando sentir cada vez más. O la ola de calor que nos invade. Lo que sea, pero lo cierto es que la situación no es nada tranquilizadora. Porque un cartel como el de ayer, es de lleno. Y si ayer no va a la gente, cuando va a ir? Las empresas, que son las que en definitiva se juegan su dinero, lo están teniendo crudo. Y luego, posiblemente haya que reajustar los costes de producción de los festejos. Abaratar el precio de las entradas. Buscar alternativas, aunque hay estamentos, como sector ganadero, que tienen unos costes fijos difíciles de soslayar para que le salgan las cuentas.
Los toros de Victoriano del Río, bien aunque algo desigualmente presentados, dieron un juego también desigual. Junto a toros de nota hubo otros muy desfondados. Le costó salir de los chiqueros al primero, que luego anduvo como dormido y desentendido. Se dejó pegar en varas y llegó al final tercio noble y pastueño, si bien con escaso recorrido y nula emoción.
Manseó de salida al terciado segundo, al que costó ser fijado por la cuadrilla. Abanto y distraído, se salió suelto de sus encuentros con las plazas montadas. También huyó en banderillas y su juego en la muleta resultó complicado. Exigente y escarbando, sin entrega, había que sacarle los muletazos a base de tragar y consentir. No dejó de mostrar su cobarde comportamiento, e incluso ya después de tener un espadazo, huyó como alma que lleva el diablo. Como su hermano, fue pitado en el arrastre.
Aplaudido de salida el castaño tercero, que tuvo la virtud de repetir las embestidas. Sin mucho remate, pero ayudado por su matador, fue y vino incansable, siempre en la línea de la bravura. Se le premió con una sorprendente vuelta al ruedo. Empujó en el caballo renegando y con un solo piton el cuarto, en un puyazo largo del que se salió suelto. Muy resentido, se quedó muy corto de la muleta y se paró enseguida.
Por la cara se tapaba el escurrido y vareado quinto, poco castigado en varas, pero que tuvo la virtud de romper para adelante en la muleta, siempre ayudado por su matador. Muy fijo en el engaño, metió la cara y acabó rompiendo. Fue un buen toro, pero también se antojó excesivo el premio de la vuelta al ruedo.
Y abanto y muy parado de salida al sexto, que salió suelto del caballo. Fue y vino, sin desmayo pero sin ton ni son y algo ayuno de clase.
Morante de la Puebla, quien ya ha superado la cuarentena de festejos en lo que va de temporada, se perdió en probaturas con el capote ante el que abrió plaza, al que muleteó al redondo con prestancia y apostura en las dos primeras series. Una labor que no tomó vuelo ante la escasa entidad de su oponente. Luego dió una giñá cuando el toro hizo por él al torear al natural, y mató de manera deficiente.
Y por ahí anduvo tirando líneas ante el aplomado cuarto, que no sirvió. También se salió despavorido del segundo encuentro,
Roman afrontaba una excelente ocasión de revalidar su carrera, inmerso en un cartel del máximo nivel. El rubio coletudo liceísta de Benimaclet venía con el aval de haber cortado una oreja en Madrid, y dado un aclamada vuelta al ruedo tras una excelente faena a un Cebada Gago en Pamplona.
Lanceó con vibración y templanza a su primero, al que muleteó fuera de la rayas en un trabajo de sincero esfuerzo, disposición, tragando y consintiendo. Una labor de sincera entrega, en la que sujetó a su oponente con la muleta dejándole el engaño en la cara. Una faena de mérito que estuvo mal rematada con las armas toricidas.
Y también anduvo lucido y variado con el capote frente al quinto, con el qué comenzó a muletear sin probaturas. Firmó un trabajo intenso, en el que se lució al torear con la mano baja, llevando al toro cosido a los vuelos, dejándole la muleta siempre puesta y tirando de él con templanza y hondura. Labor intensa y emotiva, pero que tampoco tuvo remate con los aceros.
Roca Rey es el triunfador en cuanto a festejos y el número de orejas de la temporada, lanceó enfibrado y emotivo. Como emotiva y vibrante fue su apertura de faena, de trasteo que brindó a Vicente Ruiz el Soro, de rodillas en la boca de riego y con pases cambiados. La faena, a los sones del pasodoble La Concha flamenca, tuvo tanta exposición como cercanía de terrenos, sometimiento e intensidad. Tuvo variedad y exposición, le supo buscar las vueltas con una absoluta entrega. Mató de una estocada rinconera.
Y ante el cierra plaza volvió a poner sobre el tapete la receta de la cercanía de terrenos, el valor, el meterse entre los pitones y el tirar de su antagonista. Disposición, actitud, ambición, en figura siempre. Tanta autoridad como poder.
Cronica de E. Amat
Fotografias de Mateo de Tauroimagenplus.com








