Lunes, 13 de marzo de 2023. Plaza de toros de Valencia. Más que aceptable entrada en tarde soleada y primaveral, aunque de molesto viento.

Novillos de FuenteYmbrobien presentados y de buen juego en general. Niño de las Monjas, (verdemar y oro), vuelta y palmas tras aviso. Álvaro Alarcón(blanco y plata), saludos tras aviso y oreja. Lalo de María  (tabaco y oro), vuelta tras aviso y ovación tras aviso. Entre las  cuadrillas destacó Santiago Morales picando. Presidió Jesús Merenciano. Pesos de los novillos por orden de lidia: 486, 426, 479, 459, 458 y 459 kilos.

Enrique Amat, Valencia

Prosiguió la feria de fallas de Valencia con una novillada con picadores con participación de antiguos  alumnos de diversas escuelas de tauromaquia quienes ya han dado el salto al escalafón superior.  

Se lidiaron novillos  de FuenteYmbrobien presentados, variados, de pelaje y de buen nuevo, con algunos ejemplares de alta nota. Bonito de hechuras y de nota el que abrió plaza. Se dejó pegar en varas y  tomó las telas con celo, humillando y repitiendo las embestidas. Un novillo de alta calificación. También bien presentado el segundo, con cuajo de toro, que aguantó el castigo en el caballo. Tuvo un gran fondo porque, a pesar de lesionarse en la mano izquierda al principio de la faena, siempre quiso romper hacia delante, metió la cara, humilló, embistió con derechura y dio un excelente juego.

Algo más apagado y agarrado al piso anduvo el tercero. Remiso, su matador se tuvo que meter en los terrenos de adentro para arrancarle muletazos.

Un dibujo era el cuarto, que se lo pensó para ir al caballo, escarbando más de la cuenta. Bien sangrado por el de tanda, se paró pronto. Acobardado y falto de celó, se metió dentro de la rayas y se defendió.

Otro buen novillo fue el descarado quinto, con mucha fijeza y metiendo la cara con ritmo, templanza y son. Bravo hasta decir, basta, siempre pidiendo pelea y pendiente del torero. Un magnífico ejemplar, que encima se vino con prontitud a los toques. Se vino abajo al final de la faena buscando las tablas, después de un largo trasteo de su matador.

Delanterito y descarado de cuerna el sexto. Empujó en el caballo, aunque acabó saliéndose suelo. Repitió las embestidas, aunque le costó algo más que a sus hermanos y terminó buscando muy pronto el abrigo de tablas.

Niño de las Monjas se fue a porta gayola a saludar a su primero, y también genuflexa fue la apertura de una faena en la que muleteó con sincera entrega. Unas labor afanosa y tesonera, de arrestosa disposición, con notables pasajes al natural pero que no acabó de alzar vuelo. Mató de una estocada baja.

Molestado por el viento en el cuarto, no consiguió redondear el principio de faena. Luego se metió entre las rayas, y muy espoleado por sus incondicionales, se pegó un arrimón de órdago a la grande. Todo lo que no tenía el astado lo puso el con agallas y plausible actitud. Se justificó cómo creces. Mató de dos pinchazos y una estocada y ello le privó de trofeos.

Álvaro Alarcónse mostró como un torero enterado y con oficio. Se queda quieto, tiene conocimiento de los terrenos y ante el segundo manejó las telas con soltura, sentido de la ligazón y el temple. Le faltó adelantar los engaños y cruzar la raya de la prudencia.

Y buen aire tuvo su apertura de faena a su segundo, al que dejó llegar, y le trasteó con sentido de la ligazón y la verticalidad, en un trabajo bien concebido y mejor rematado. Firme y seguro, dos series tuvieron importancia, impronta y mucha reunión. Pecó de prolongar en demasía la faena, pero dejó una notable impresión. Mató de pinchazo y estocada.

Lalo de María se presentaba en Valencia, donde ya se le había visto de becerrista. Apoderado por Jose Antonio Campuzano, es torero de rubio pelaje y excelente planta. Sufrió una seria voltereta al hacer un quite en el segundo de la tarde. 

A su primero lo muleteó con cierta impronta y expresión, distinción y un sello  personal. No dejó indiferente a nadie e interesó. Mató de pinchazo y estocada.

Saludó con una larga cambiada al sexto, al que supo buscarle las vueltas con tantos recursos como lucidez. Tranquilo y pisando los terrenos con aplomo, sacó muletazos a su antagonista, dejándole siempre la muleta en la cara y metiéndose en el terreno de un novillo que se rajó pronto y al que despenó de pinchazo y una estocada caída.

CRONICA de E. Amat

Fotografias de Mateo de Tauroimagenplus.com