Es la tarde del domingo 23 de junio de 1901. En los corrales de la plaza de toros de la calle Játiva, seis escogidos toros de muerte de la acreditada ganadería de don Rafael Surga forman un pequeño y nervioso grupo. En este espléndido día de verano esperan su turno para ser soltados – uno a uno – en el albero dorado del coso de Monleón. El cartel está compuesto por los formidables toreros ‘Villita’, ‘Parrao’ y ‘Machaquita’ con sus respectivas cuadrillas y una banda de música amenizará el festejo.
– El Zaragozano Nicanor Villa Villita nació el 10 de enero 1869. Con 25 años de edad se presentó como novillero en Madrid y un año después tomó la alternativa en el mismo coso de la capital. Fue padrino el Don de la tauromaquia, Luis Mazzantini y los toros pertenecían a Morena Santamaria. Villita se retiró en 1904 en su plaza natal en un festejo de la feria del Pilar y falleció en 1944.
– El diestro Joaquín Hernández Parrao nació en Sevilla en 1873. Tomó la alternativa en 1896 en Sevilla y lo confirmó un año después en Madrid. En su tiempo le consideraron “un torero valiente quien anda con desembarazo al lado de los toros; maneja el capote con soltura; sabe el uso debido de la muleta y entra a matar desde buen terreno y por derecho por regla general”, como dijo la revista El Toreoel 1 de Abril 1895.
– De Rafael González Madrid, el famoso Machaquito (Córdoba 1880-1955) sabemos que formó parte de la Cuadrilla de Niños Cordobeses y que mató su primer novillo a la edad de 16 años. Tomó la alternativa en Madrid en septiembre de 1900. Como dice Cossío: “fue un gran estoqueador y un torero que hizo vibrar a los publicos.” Fue nombrado el tercer Califa del Toreo.
Gracias a la revista Sol Y Sombra del 7 de Julio 1901, y firmado por ‘Luis’, podemos leer la crónica de esta corrida en Valencia: “En primer lugar salió un toro berrendo, que estaba bien presentado. Salió enterándose; y sin poder, aunque con voluntad, tomó seis puyazos por un golpe gordo a ‘Paje’ y le mató el sostén. Parrao y Machaquito se adornaron en los quites. En el último tercio atendia mas al ruido de las pisadas que a la muleta, por lo que Villita, que estrenaba terno verde y oro, lo encontró difícil, y tras dos pases, le recetó media estocada ladeada y una trasera, de la que dobló el toro.
La presentación del segundo en ‘la pista’ fue objeto de una gran bronca más que regular. Era un torito negro, pobre de defensas y de tipo; pero la bronca fue en decenso al ver que besuqueó a los caballos siete veces y dio tres testarazos por un potro “finiquitado”. Parrao, vistiendo terno azul y oro, y luchando con un vientecillo, hizo una bonita faena con la muleta, en la que dominó la tranquilidad del espada. Entró el muchacho con agallas y dejó un volapié magistral, entrando y saliendo como los valientes. Esta vez le aplaudió muy de veras.
El tercero era otro novillote, algo desapañado de cuerna. Costó lo indecible hacerle comprender que había picadores, hasta que el animalito se enteró y acercó cinco veces, volcando dos y matando otros tantos jacos. Machaquito, de alfalfa y oro, encontró al toro muy mal banderilleado y huidito; y luchando como su cofrade, con el aire, hizo un trabajo laborioso y sujentando muy bien. Entra como los ángeles y atracandose, deja una superiorisima estocada. La ovación fue justa y la oreja concedida, también.
En cuarto lugar soltaron un toro de más peso y bien puesto. A su salida persigue a Machaquito, quien pierde el estribo ante la cara del toro salvándose de una cornada cierta el capote que desde la barrera lía en la cabeza del toro su hermano José. Villa y Machaquito lucense en los quites a que las cinco varas y otras tantas caídas dieron lugar. Mató tres caballos. Tras una buena serie de telonazos, dados con no mucha confianza, Villita le aseguró de media estocada un poco delantera y una buena, tocado algo al primer intento de descabello.
El quinto era un buey cárdeno, bastante flaco, cornalón y afilado de púas. Toma los dos primeros puyazos con poder y en uno de ellos Paje deja un trozo de puya el el cuerpo, pero en buen sitio. Doliéndose del puyazo, llegó a banderillas de sentido y defendiéndose. Mugiendose desde que salió con las de Caín, lo encontró Parrao quien le dio unos cuantas muletazos para sacarlo de la querencia; y aprovechando, y entrando muy bien, dejó media estocada buena, que escupe el bicho. A poco dobla el toro, para no levantarse. Palmas justas a la valentía.
Sexto, negro lucero y bien puesto. Voluntario, de poco poder, y aguantó nueve varas. Machaquito toma los palos, y deja medio par al cuarteo. El toro queda manso, y Parrao tiene que dejar los palos a la media vuelta. Machaquito lo encuentro manso, pero achuchando en cada pase, sin que la faena pueda resultar de lucimiento. Aprovecha y deja una estocada un poco atravesada. Intenta el descabello, sin fortuna, por estar el toro tapado. En resumen: una corrida que no entusiasmó, y no por falta de deseos en los matadores y demás gente.”
Hace 120 años, en el muy taurino mes de junio, los taurinos valencianos pudieron presenciar más festejos. Mientras el 9 de Junio ya había montado una novillada con bichos de la afamada ganadería de Pérez de la Concha para los novilleros Alejandro Alvarado ‘Alvaradito’, Diego Olivé Rodas ‘Morenito de Algeciras’ y el madrileño Vicente Pastor, el famoso ‘Chico de la Blusa’; el domingo 30 habrá una corrida de don Rafael Surga (la misma ganadería que el día 23), para los diestros ‘Valenciano’, Francisco Pérez ‘Naverito’ y el modesto Agustin ‘El Dauder’.
En Valencia, el mes de Junio del 1901 fue un mes muy taurino.
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Cronica de . Pieter Hildering