Domingo, 23 de julio de 2023. Plaza de toros de Valencia. Media entrada en tarde bochornosa. Toros de Miura, bien presentados y variados de pelaje, y de deficiente juego Y un sobrero de El Parralejo (5), excelente. Fernando Robleño (azul noche y oro), silencio y silencio. Paco Ramos (verdegay y oro), saludos y vuelta tras aviso. Jesus Chover (blanco y oro), ovación y silencio. Entre las cuadrillas lidió con templanza César de Madrid. Presidió Jesús Merenciano Pesos de los toros por orden de lidia: 577, 550, 583, 560, 589 (550 quinto bis) y 561 kilos.
Enrique Amat, ValenciaTras lo que se puede calificar de fiasco de los dos festejos estrella del abono, el aficionado confiaba en que la corrida torista sirviese para enderezar el rumbo al final de la feria. Los toros de Miura siempre habían prtotagonizado históricamente el último festejo del ciclo de San Jaime. Ayer esto sucedió, pero la verdad es que su juego resultó más que decepcionante.
Los Miura, sobrados de volumen, cuajo, plaza y presencia y variados en sus pelajes, quedaron en eso, en pura fachada.
El cárdeno salpicado primero, alto, bien armado y grandón, perdió ya las manos sin que el picador le metiera las cuerdas. Luego se quitó el palo y se salió suelto y en la muleta tuvo muchas teclas y resultó deslucido. Porque si se le obligaba, perdía las manos y rodaba por la arena. Y si se le toreaba a media altura, soltaba la cara prodigando tornillazos. Complicado y deslucido.
Mejor hecho estaba el segundo. Se le midió el castigo en el caballo. Escaso de poder, gazapeó y se lo pensó mucho. Luego se agarró al piso y se paró pronto. Al espectacular colorao, chorreado y girón tercero le dieron fuerte en el caballo, del que se salió suelto. Suave y chochón, pastueño, facilón y noblón, justo de raza, dejó estar.
Abierto de cuerna y algo veleto el cuarto, que medio empujó en el caballo. Luego fue y vino por ahí, sin más, sin excesiva entrega, pero tampoco se comió a nadie.
También playero y con mucho esqueleto el quinto, muy escaso de poder y que fue devuelto tras el primer puyazo. El sobrero de El Parralejo, de nombre Vivaracho, marcado con el número 32, negro mulato y de 550 kilos, fue el toro de la feria. Un cinqueño, que fue con alegría al caballo, y tuvo tranco y buena condición. Embistió con prontitud y alegría, y metió la cara humillando. Su único defecto, una cierta tendencia a salirse suelto, pero exhibió un gran fondo de bravura. Y el cierra plaza era una raspa con cuernos. Fue y vino y se desplazó, sin clase.
Fernando Robleño había reaparecido hace un par de días en Mont de Marsan de la cornada sufrida en Pamplona. Lo intentó con el que abrió plaza, sin terminar de confiarse y tratando de resolver un problema que nunca vio claro. Su trabajo nunca tuvo buen pronóstico. Mató de media lagartijera atravesada.
Y ni se confío ni lo vio claro con el cuarto, frente al que anduvo por ahí, precavido y a disgusto, y siempre muy fuera de cacho.
Paco Ramos ya había triunfado el año pasado en Castellón con una corrida de este mismo hierro. El castellonense también había triunfado en la plaza de su tierra ante los Victorinos la pasada Magdalena.
Lanceó rodilla en tierra a su primero, al que llevo al caballo por galleos. Luego aguantó firme y dispuesto, apostando y aguantando parones y las inciertas embestidas de su antagonista. Faena de buen fondo, sincera y entregada, sobreponiéndose a las complicaciones del astado.
Y aprovechó la buena condición del quinto para muletearlo con templanza y sometimiento. Muy encajado y centrado, a los sones del pasodoble La Concha flamenca, entendió al toro a la perfección y firmó una faena maciza y de excelente corte, de alto nivel. La pena fue que estuvo mal coronada con los aceros, y ahí perdió un premio que había merecido con creces.
Jesus Chover no se había vestido de luces desde el año pasado en Requena, donde precisamente había estoqueado un astado de la divisa de Zahariche. A pesar de su escasísimo rodaje, cumplió con el capote y brilló en banderillas. Luego lo intentó con compostura y aseo, en una labor que no termino de coger vuelo.
Y lo intentó, aunque ya algo falto de convencimiento y algo desanimado en el sexto, al que mató de una
estocada baja y trasera de efectos contundentes.
Cronica de Enrique Amat
Reportaje Mateo de Tauroimagenplus.com
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