Juan Pedro Domecq sirvió los toros para la segunda corrida del abono fallero. Un ganadero de prestigio y trayectoria contrastada pero cuyos productos últimamente generan controversia y su vacada no parece atravesar por su mejor momento.

El propio criador, por la mañana, se mostraba muy convencido del buen juego que darían sus toros y hasta, muy serio, aseguraba que el tercero podía ser de indulto. Serio sí que fue, sí, pero en varas no se empleó y salió del tercio renqueante. En el último tercio tuvo buen son pero sólo duró dos series. A la tercera ya echó la cara arriba y dijo basta. Francisco de Manuel, que hacía su presentación en Valencia, anduvo solvente y dejando ver sus maneras, pero sin opción real de lucimiento. Vaya ojo el del ganadero…
El que cerró plaza manseó en el primer tercio y se movió en el último, sin emplearse y calamocheando. Su matador se esforzó para evitar que doblase antes de que el animal se rajase, luciendo de manera intermitente en un labor machacona que agradeció el público co una oreja al matar con eficacia.

El ejemplar que abrió plaza, gordo para los 520 kilos que indicaba la tablilla, amenazó con pararse a poco de hacerse presente en el ruedo. Luego tuvo fuelle para seguir la muleta… en sus primeras arrancadas. Lo hizo con nobleza y templanza, pero sin la codicia que hubiese proporcionado más empuje. Ureña se lució al torear en redondo, sin forzar y ayudando mucho a su oponente mientras este tuvo gas. Luego ya fue intentar apurar.
El cuarto salió con pies y se marcó hasta tres vueltas al redondel antes de atender al capote de Ureña, siendo muy protestado por su evidente endeblez hasta provocar su vuelta a los corrales. Tampoco el sobrero, de Montalvo, tuvo fuerza y, encima, se descoordinó en el peto. Otro para dentro. El cuarto tris no mejoró el balance, si bien pudo parecer otra cosa al hacer que cayese el caballo. Desde luego tuvo mejor son que el resto, tomando el engaño con cierta codicia y permitiendo al murciano sacar una faena de mucha exposición y mérito, de plantas quietas y trazo largo, pasándoselo muy cerca y sin enmendarse. Mató de un estoconazo fulminante y se antoja corto su premio. Y, encima, un aficionado le partió la cara con la bota que le lanzó como obsequio…

Dobló el segundo apenas estuvo en el ruedo y en varas precisó de muchas atenciones. También procuró Ángel Téllez llevarle a media altura y sin violencia, evitando un quebranto rápido, toreando con lentitud y suavidad. En cuanto intentó bajar la mano y dotar de intensidad a su muleteo el toro se defendió.
El quinto se durmió en el peto aún sin empujar y aunque rebrincadito y sin especial ansia ni humillar, siguió el engaño con buen son, dejando hacer a Téllez, que firmó una faena entonada y fina carente de emoción.

Cronica de Paco Delgado de Avance Taurino

Fotografqias de Mateo de TAUROIMAGENPLUS.COM