Domingo 27 de agosto de 2023. Plaza de toros de Bocairent. Un tercio de entrada tarde soleada y algo nubosa y de excelente temperatura. Novillos de El Cotillo, bien presentados, sin exageraciones y que en general resultaron manejables. Pedro Andrés, de la escuela de Salamanca, oreja. Mario Alba, de la escuela de Toledo, silencio tras dos avisos. Roberto Martín, de la escuela de Zaragoza, silencio tras aviso. Álvaro Cerezo, de la escuela de Valencia, dos orejas. Javier Cuartero, de la escuela de Alicante, oreja tras dos avisos. Ruy Sánchez de Citar Guadalajara, dos orejas. Entre las cuadrillas destacaron las lidias de Bruno Gimeno y Juan Alberto Torrijos. Con los palos lució Hugo Masiá. Presidió la concejala Mari Luz Pascual, asesorada por Ximo Morales

Enrique Amat, Bocairent

La gota fría que asoló en la madrugada la Comunidad Valenciana no fue capaz de dar al traste con el segundo de los festejos organizados por la Escuela de Tauromaquia de Valencia en Bocairent, en colaboración con la Peña Taurina Esplá y la Asociación Cultural Taurina de Bocairent con motivo de sus fiestas de San Agustín. Con todo, fueron capaces de arreglar el ruedo, aunque a la hora de comenzar el festejo la arena estaba más suelta de lo deseable.

De nuevo fue un placer pasear por las calles de la ciudad, tomar el aperitivo con a los amigos, disfrutar de la gastronomía local y vivir el ambiente taurino bocairentino. Luego, el balance del festejo no alcanzó  las cotas del sábado, y tanto el nivel ganadero como el académico estuvieron a un inferior nivel.

Los novillos de El Cotillo,  correctamente presentados, sin terminar de romper resultaron manejables. Muy terciado el playerón que abrió plaza, un astado berreón, que tuvo muy poca fuerza y que claudicó durante la lidia, doblando las manos en repetidas ocasiones. También terciado y playerón el segundo, que fue y vino y sirvió. El tercero, con más cuajo, tuvo comportamiento de novillo. Obedeció los toques con fijeza y dió un excelente juego. Más vareado y paletón y abierto de cuerna el cuarto, que a pesar de berrear  mucho y claudicar algo, siempre quiso romper hacia delante. Castaño, bociblanco y casi corrnipaso el quinto, que algo agarrado al piso, embistió, si bien siempre con cierta  brusquedad y soltando la cara. Y el colorado ojo de perdiz cierra plaza tuvo la virtud de irse a los engaños con prontitud y alegría. Atemperado y obediente, sirvió para su matador.

Pedro Andrés, de la escuela de Salamanca, es un espigado  espada que tiene un sobrado conocimiento de la profesión. Con todo, firmó un trasteo de largo metraje, pero de muy escaso mensaje.

A Mario Alba, de la escuela de Toledo, le costó mucho quedarse quieto. Se perdió en un trabajo porfión aunque de escaso relieve y mal rematado con los aceros.

 Roberto Martín, de la escuela de Zaragoza, no termino de verlo claro con su antagonista. Le instrumentó muchos pases, y solo al final del trasteo acabó por convencerse un poco. Al final, mató a la última.

Álvaro Cerezo, de la escuela de Valencia, concitó a muchos aficionados llegados  desde Algemesi para verle. Apuntó un interesante corte de torero en una labor que brindó a Victor Manuel Blázquez y en la que quiso muletear con aire vertical, sentimiento y expresión. Sufrió una fuerte voltereta que no hizo mella en su decisión.

Javier Cuartero, de la escuela de Alicante, porfió con decisión y plantó cara a agonista, en un trabajo esforzado, en el que se quedó quieto, aunque la obra no alcanzo relieve.

Ruy Sánchez de Citar Guadalajara, mostró soltura, oficio y el querer hacer las cosas bien. Sobresalió en los pases  de pecho siempre de pitón  a rabo. Firmó un emotivo epílogo genuflexo de faena, en el que fue seriamente revolcado. A pesar de ello, se volvió a poner en el sitio y se justificó con creces.

Croica de Enrique Amat

Fotografias de Mateo de Taurpoimagenplus.com