El Juli, Roca Rey y Tomás Rufo salieron a hombros en una tarde triunfal y brillante.
Castellón, 26 de marzo
Sexta de feria.
Alrededor de tres cuartos de entrada.
Toros de Domingo Hernández, segundo y quinto corridos como sobreros, justos de presentación y manejables. El sexto premiado con la vuelta al ruedo.
El Juli (de negro y oro), dos orejas y oreja.
Roca Rey (de perla y plata), silencio y dos orejas.
Tomás Rufo (de marino y oro), dos orejas y dos orejas.
De las cuadrillas destacaron Álvaro Montes y Fernando Sánchez.
Por fin, a la quinta, no llovió en Castellón. Pero al agua la sustituyó el frío, siberiano, y eso se notó en la audiencia. Seguimos viviendo en el pasado, sin adaptarnos a los tiempos que corren y sin darnos cuenta de que la gente quiere ya muchas más comodidad y atención para acudir a presenciar cualquier tipo de espectáculo. Sin embargo, la feria de la Magdalena pese al frío y a que tampoco hoy la plaza acabó por llenarse, se fue arriba y se disfrutó de una tarde triunfal y brillante. Y con anécdota.
Y con espectáculo. El que dio El Juli con el toro que abrió plaza y que tras una salida titubeante y poco esperanzadora se fue yendo arriba, muy arriba, dejando que su matador se luciese toreando en redondo con no poca ligazón y luego al natural hasta que el animal, nobilisimo y acometedor hasta el final, tuvo fuelle.
Y en ese mismo son anduvo con el cuarto, dejando ver su capacidad lidiadora para exprimir, a cámara lenta y en un faena sin un muletazo de más pero tampoco uno de menos, a un toro bonancible aunque se apagó poco a poco. Pero se vio a un Juli tan poderoso como siempre, con una enorme capacidad lidiadora y una técnica amplia y de muchas facetas.
Roca Rey se enfrentó en su primer turno a un sobrero al salir el titular con un pitón colgando.Se le dio duro en varas y provocó competencia en quites entre el peruano y Tomás Rufo. Pero ahí acabó todo. Luego el toro embistió a oledas y descompuesto y su matador no acabó de aclararse con él, matando, además, muy malamente.
El manso quinto fue rebotando de caballo en caballo, sin fijeza alguna y huyendo descaradamente, provocando que los espectadores protestasen demostrando su ignorancia y que el presidente accediese a devolver al toro a los corrales, contraviniendo el reglamento y dejando ver su incapacidad para dirigir un festejo.
Este nuevo sobrero derribó al caballo que hacía puerta y casusó también revuelo y controversia, pero Roca Rey le dio tanta fiesta como a la parroquia, que quedó encantada con tal cantidad de muletazos -y con la interpretación, extraordinaria, que de Concha flamenca hizo la banda del Ateneo Musical Scola Cantorum de Vall d’Uxó y su solista, Jerónimo Castelló- y a los sones de esa pieza el torero peruano se fue centrando poco a poco hasta cuajar una faena muy ajustada y de gran calado que le valió salir a hombros.
Se presentaba en esta plaza Tomás Rufo, que se quedó muy quieto y lució en un toreo vertical y seco, procurando llevar muy toreado su oponente, alargando sus embestidas y apurando, arrimándose no poco, todo lo que tuvo el de Garcigrande, al que tumbó patas arriba de una fenomenal estocada.
No se conformó con aquellas dos orejas y tras lucirse al torear de capa tiró de casta y sacó otra faena con criterio y carácter, de plantas quietas, corriendo con suavidad la mano y dejando ver tanta clase como sentimiento
Cronica de Paco Delgado de Avance Taurino
Fotografias de Mateo de Tauroimagenplus.com













