Cuarto y mitad de nada en Madrid
Martes, 23 de mayo de 2023. Plaza de toros de Madrid. Duodécima de feria. Media entrada en tarde lluviosa. Novillos de Montealto y bien presentados, en general nobles aunque mansotes y desfondados y de escaso juego. Jorge Martínez (corinto y oro), saludos y saludos. Jorge Molina (marino y oro), saludos tras aviso y saludos. Sergio Rodríguez (azul eléctrico y oro), saludos tras aviso y silencio tras aviso. Entre las cuadrillas saludaron tras banderillear al tercero Juan Carlos Rey y Toñete. Rey también lidió con sabiduría y templanza al sexto. Presidió Eutimio Carracedo. Pesos de los novillos por orden de lidia: 473, 487, 490, 491, 498 y 530 kilos. Molina y Rodríguez hacían su debut en esta plaza.
Enrique Amat, Madrid
La segunda novillada del ciclo isidril, ofreció un escaso balance. Ni toros ni toreros acabaron de dar juego. Y así se atisba un escaso relevo en el escalafón.
Los novillos de Montealto, bien presentados, dieron escaso juego. El castaño chorreado primero, de preciosos hechuras, se dejó pegar en varas. No terminó de romper, tendió a quedarse corto y le faltó un tanto así de fuelle. Aun así, fue aplaudido en el arrastre.
No se empleó en el caballo al castaño segundo, que obedeció en banderillas. Tuvo buen fondo, pero también adoleció de falta de fuerzas. Perdió las manos en repetidas ocasiones y escaso de raza, anduvo muy desentendido.
El negro tercero, justito de fuerzas y siempre queriéndose ir, también embistió por nobleza, pero muy escaso de fondo y de raza. El cuarto se salió suelto de sus encuentros con las plazas montadas. Mansote y huido, en la muleta fue y vino con un poco más de poder que sus hermanos, aunque sin acabar entregarse. Abanto y suelto de salida el quinto, que se fue al picador que hacía la puerta. Manso, corretón y distraído, recibió una lidia infame. Luego, muy ayudado por su matador, repitió con celo las embestidas. Pero acabó cantando abiertamente la gallina.
Y empujó con mal estilo en el caballo y siempre saliéndose suelto el sexto. Sin fuerza ni raza, en el tercio final tuvo un cierto tranco y prontitud, quiso tomar los engaños con alegría, aunque escaso de poder. Luego se puso a la defensiva y acabó soltando la cara.
Jorge Martínez lanceó con temple y compás al que abrió plaza. Luego se mostró con un torero enterado y con oficio, preparado para mayores empresas. Muleteó con sentido de la colocación y las distancias siempre por el camino de la templanza.
Y no paso de la compostura y del aseo ante el cuarto, en una labor tesonera, en la que nunca acabó de ponerse de verdad. Buen concepto, oficio y seguridad, aunque irrelevancia. Mató de una media lagartijera de efectos contundentes.
Jorge Molina debutaba en Madrid. El novillero de Torrijos exhibió unas formas ortodoxas, aunque no tuvo opciones ante el escaso poder e importancia de su antagonista. Aún así le firmó dos tandas de cierto nivel con la mano izquierda. Prolongó en demasía el trasteo y le dieron un aviso antes de entrar a matar.
Tuvo la virtud de dejarle la muleta puesta al quinto, que pareció mejor en sus manos. No dudó en pegarse un arrimón y torear a favor de querencia del astado. Se justificó con creces. Fue cogido al entrar a matar.
Sergio Rodríguez firmó un emotivo e intenso prólogo genuflexo a su primero. Luego realizó una faena compuesta, de buen corte, aunque escasa de apreturas. También sonó un recado presidencial antes de entrar a matar, y falló con las armas toricidas.
Y se supo acompasar con el cierra plaza, hasta que el novillo dijo nones. Luego aquello se amontonó y encima falló con los aceros.
Cronica Fotografia de E. Amat