Sábado, 21 de julio de 2023. Plaza de toros de Valencia. Menos de tres cuartos de entrada en tarde bochornosa. Toros de Hermanos García Jiménez, de desigual presentación y deficiente juego Alejandro Talavante (carmelita y oro), oreja y vuelta. Cayetano (frambuesa y oro), silencio y aplausos. Roca Rey (blanco y plata), silencio y palmas tras petición y aviso. Entre las cuadrillas saludó tras banderillear al primero Miguel Murillo. Hicieron lo propio Francisco Durán en el tercero y Antonio Chacón en el sexto. El picador Sergio Molina midió bien el castigo al tercero. Presidió con acierto Pedro Valero. Pesos de los toros por orden de lidia: 561, 576, 525, 555, 560 y 530 kilos.
Enrique Amat, Valencia
Tras el se puede calificar fiasco de la primera corrida de toros del abono, ayer llegaba Valencia la máxima figura de momento del escalafón. El torero dicen que con más tirón taquillero. El peruano Roca Rey, quien no fue capaz de concitar a un número de aficionados que llenasen los tendidos del coso de valenciano.
El aficionado que acudió a la plaza en busca de pasar una buena tarde de toros. Y de descansar, en esta eufemísticamente llamada «jornada de reflexión», y de tanto debate, de tanto mitin, de tantas simplezas y boutades de los políticos. Qué manera de gastar tiempo y dinero en esto de las campañas electorales. Y muchas veces, pa ná, que diría un castizo.
Lo dicho, el aficionado llegaba a la plaza «socarrat» por todos los lados. Por el tremendo bochorno que hacía. Por lo ya dicho de los políticos y, en muchas ocasiones, bochornosas, actitudes. Y encima, por lo acaecido el día anterior con el encierro de Juan Pedro.
Lo cierto es que los tendidos no terminaron de llenarse, ni muchísimo menos. Lo que es todavía peor, el bochorno siguió presente. No solo en lo meteorológico, sino también por el comportamiento de los toros, por el comportamiento de algunos toreros e incluso por ciertas actitudes del público en diferentes momentos de la tarde, sobre todo con el grito ese que se ha puesto de moda los últimos días. Un público que, por otra parte. se mostró generoso y aplaudió con entusiasmo lo bueno, lo regular, lo malo y lo peor.
Los toros de Hermanos García Jiménez, de desigual presentación, compusieron un encierro vacío de casi todo. Feote el lustroso primero, un toro que se dejó pegar en varas y que luego fue y vino repitiendo las embestidas. Soltó la cara y se defendió por su falta de fuerzas. Con todo ayuno de raza y de clase, se dejó. Abanto de salida y con trote cochinero el segundo, al que pegaron con saña en el caballo. Luego llegó a la muleta embistiendo con una bondad franciscana. Terciado y sin remate el tercero, al que se castigó en el caballo. Se dolió en banderillas llegó muy apagado al tercio final. Parado y aplomado. Al colorado cuarto se le midió el castigo en el caballo. Y luego, vacío de todo, y ayuno de lo demás, se paró y dijo nones.
Abierto de cuerna el negro quinto, que tras el tercio de varas, en banderillas se refugió en tablas y a punto estuvo de echarse antes del tercio final, rajado y a la defensiva. Y muy feo de hechuras y justo de fuerzas el cierra plaza. Manso, recibió un puyazo del que hacía la puerta. Luego, muy ayudado por su matador, acabó rompiendo algo. Tuvo movilidad, aunque escaso celo.
Alejandro Talavante muleteó de salida con la mano izquierda, y supo entender a su oponente, al que ligó con expresión y con momentos rutilantes, siempre aprovechando las inercias. Faena limpia y de fácil trazo, rematada con una estocada.
Saludó con originalidad al cuarto, frente al que lo intentó, siempre tratando de vender la mercancía, en un trabajo desigual, con algunos momentos expresivos, pero de escaso fundamento. A pesar de ello, la gente estuvo con el. Mató de una estocada trasera y atravesada con asomo y un golpe de descabello. La gente pidió la oreja que el presidente con buen criterio no concedió. Porque la faena fue de más ruido que nueces.
Cayetano firmó una muy torera apertura de faena su primero. Es torero de impronta y de expresión singular. Faena expresiva, pero también cómoda, a media altura y sin molestar al toro. Justa en su su compromiso, pero limpia y bella.
Y le dió dos largas cambiadas en el tercio al quinto, al que lanceó con vibración y comunicación con el público. Luego se empeñó con una torpeza impropia de un torero de su condición, en brindar e intentar la faena ante su moribundo quinto.
Roca Rey no tuvo opciones ante su parado y moribundo primero.
Y tuvo actitud para intentar levantar la tarde y la feria, aprovechando la movilidad del sexto. Vicente Ruiz El SORO interpretó el solo de trompeta del pasodoble Nerva bajo la batuta del maestro Jerónimo Castelló director de la Unió Artística Musical de Montroi, lo que contribuyó a calentar el ambiente. Con todo, la labor del coletudo peruano no terminó de tomar vuelo a pesar del arrimón final y de su largo metraje. Tan largo, que dio tiempo a que sonase hasta tres veces el solo de trompeta. Una estocada contundente hizo flamear los pañuelos, en una petición que el usía no atendió. Después de la petición, sorprendentemente se hizo el silencio tras el arrastre.
Cronica de Enrique Amat
Fotografias de Mateo de Tauroimagen plus.com
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